ODONTOLOGIA

viernes, 23 de mayo de 2014

Tengo Hambre !!!!

La alimentación es sobre todo un medio de comunicación con nuestros hijos, si bien es muy importante la forma como se nutren, se debe dar mucha relevancia a la forma de interacción cuando estamos suministrando los alimentos a nuestros niños.

Desde el momento del nacimiento entablamos una relación estrecha con nuestro bebé y este vínculo se refuerza con la lactancia materna, que está comprobado cientificamente que proporciona los nutrientes que el niño necesita para un buen crecimiento y desarrollo, se digiere más facilmente y lo inmuniza frente a enfermedades. La lactancia materna más allá del beneficio nutricional que  proporciona crea un vínculo madre-hijo estable y seguro. Cuando nuestros niños tienen síndrome de Down a veces puede dificultarse un poco este proceso por las características de su tono muscular y esto demorará un poco al bebé  para crear el reflejo de succión, pero de una cosa estoy segura "El cariño, la paciencia y la constancia serán tus mejores aliados ".

Aunque muchas veces quisieramos alimentar a nuestros bebés con leche materna se presentan condiciones asociadas a la trisomía, que obligan a optar por la lactancia artificial. Esto tampoco nos debe frustrar por que lo importante es el amor que la madre siente hacia su hijo y este amor lo puedes manifestar de diferentes maneras mientras lo alimentas con biberón. Es el momento perfecto para la estimulación natural de todos sus
sentidos: el tacto, el olfato y el gusto.





A partir de los 6 meses de vida, tanto la leche materna como la proveniente de las fórmulas, resultan insuficientes para mantener las necesidades calóricas y nutricionales del niño. Por ello, se recomienda empezar a introducir la alimentación complementaria, igual que hacemos con el resto de los niños. Poco a poco vamos agregando: cereales, frutas, verduras, carne, pescado, huevos, etc. Dependiendo de las recomendaciones del nutricionista porque la forma de introducir la alimentación complementaria  de hecho es diferente de un niño a otro. Hay que tener en cuenta que hay que seguir casi siempre una linea de nutrición, teniendo en cuenta que la  introducción de los alimentos nuevos debe ser siempre lenta y progresiva, separando al menos 15 días la introducción de cada alimento diferente; de esta forma, si aparece una intolerancia será fácil saber a qué alimento se debe. 

Es conveniente colocar siempre al niño lo más vertical posiblem con el tronco recto en una posición que permita situarse siempre "de frente". Una buena posición permite el alineamiento del canal alimentario, ayuda a respirar y a toser y disminuye el riesgo de aspiración. Posteriormente, para facilitar el proceso de aprendizaje de la masticación, hacia los 7-9 meses debemos ir aumentando la consistencia de los alimentos, en vez de licuar se va macerando y tratando de hacer purés más consistentes porque en  esta fase suelen
aparecer  los primeros incisivos y el niño tiene que ir aprendiendo a morder y masticar.    




Durante el segundo año de vida, comenzaremos a enseñarle el uso de la cuchara y a beber de un vaso. Es importante que el niño mantenga la lengua dentro de la boca y no dentro ni debajo del vaso, pronto verás como  el niño pasará a beber sólo, cogiendo el vaso con ambas manos. Adquirir estas habilidades durante los primeros años de vida suponen un gran reto para los padres, pero contribuyen de forma eficaz al desarrollo psicomotor del niño. Por eso nos toca armarnos de  "paciencia" y podremos ver resultados a mediano plazo. 

No se nos debe olvidar que el acto de comer es un momento esencial para la comunicación en familia, compartir, escuchar  y los niños aprenderán a socializar y esto es  una buena oportunidad para promover y mejorar las habilidades psicomotoras, cognitivas y conductuales de todos nuestros niños con SD.













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