ODONTOLOGIA

martes, 8 de abril de 2014

¡ NO ME TOQUES !

Todos los seres humanos aprendemos y entendemos el mundo en que vivimos utilzando nuestros sentidos, toda la información que recibimos del entorno que nos rodea la codificamos en mensajes que son los que nos impulsan a actuar, a este proceso lo conocemos como INTEGRACION SENSORIAL  que es la funciónn que cumple el sistema nervioso al procesar todo lo que captan nuestros órganos sensoriales.    

Nuestros chicos con síndrome de Down y con otras discapacidades cognitivas como en el espectro autista, tienen problemas en procesar la información, no la reciben de la misma manera que otros niños y por eso reaccionan en sus cuerpos de una forma diferente. Esto es lo que llamamos " TRASTORNO DE INTEGRACIÓN SENSORIAL "   

Si ellos actuan diferente frente a los estímulos externos, nuestra comunicación y a cercamiento también debe ser diferente.

Para ellos muchas veces es molesto un toque suave e inesperado, a veces hay resistencia en las actividades de aseo personal, molestia por el ruido del amibiente, problemas en los cambios de posturas, excesiva sensibilidad oral, inconformidad  al estar en grupos grandes, acercamientos como abrazos etc. 

Cuando hay situaciones incomodas para ellos, con sus gestos y sus posturas siempre nos están comunicando " NO ME TOQUES ".

Y aquí es donde nosotros como padres y profesionales jugamos un papel importantísimo en su vida, nuestra misión es ayudarlos a desarrollar esa tolerancia que necesitan para hacer lo más normal todas sus actividades cotidianas, lograr estos objetivos con un acercamiento en el cual ellos no se sientan violentados, logren crear confianza y seguridad en nosotros.

Por eso desde la primera infancia es relevante utilzar la estimulación táctil por medio de presión o  masajes, para crear un vínculo entre el niño y los padres y/o profesionales. Siempre buscando contacto visual, comunicándose con el niño, explicándole que se le va a tocar e ir midiendo su tolerancia al contacto.

Nunca se debe hacer un abordaje brusco o imprudente, pues puede producir en el niño un rechazo a cualquier contacto físico.

Constantemente debemos intentar comprender como se siente el niño, saber que él está temoroso, lo más importante es que nosotros cambiemos el concepto que tenemos de él , respetarle  tal como es.  

Con calma y con firmeza  le haremos saber qué cosas debe cambiar de su comportamiento y mostrarle nuestro compromiso para ayudarle en esa nueva tarea que va a emprender.  

Es sustancial que todos los especialistas que rodean el crecimiento de nuestro hijos, conozcan estos conceptos, los manejen y apliquen en las rutinas de salud de nuestros menores.

En odontología es necesario contar con este conocimiento, porque una mala experiencia odontológica puede generar traumas para toda la vida, que pondrían en riesgo la salud oral de nuestros niños, sabiendo que de ella depende el bienestar de  muchos sistemas de nuestro organismo.

   






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